Sardinas, legumbres, alcachofas, anchoas, champiñones o tomate son solo una selección de seis alimentos que se pueden enlatar y que incluso alcanzan la misma calidad que sus versiones al natural. Siempre hay que apostar por lo fresco, eso parece claro, pero bocados como los arriba mencionados forman parte de ese elenco de auxiliares de despensa que te pueden salvar de pedir comida basura, o facilitar un picoteo saludable para tus visitas. Ahora la pregunta es: ¿por qué utilizar latas para envasarlos? Vamos a intentar responder a ello.
Medalla de plata para las latas
La industria de los alimentos enlatados mueve unas cifras espectaculares. Para ponerlas en contexto, los datos de ANFACO certifican que en 2020 la producción solo de pescado y marisco en conserva alcanzó los 359.081 toneladas valoradas en más de 1.754 millones de euros. ¿Y por qué sectores como este apuestan sin dudar por las latas? Básicamente por las ventajas del envase y el proceso de enlatado: la utilización de técnicas de soldadura y el sistema de vacío hace que los alimentos no tengan contacto con agentes del exterior que puedan iniciar un proceso de oxidación.
Ya es un motivo de suficiente peso para que las latas se hayan alzado con la medalla de plata del envasado: solo es superada por otra industria potentísima en España como la cervecera.
Descartada la entrada de luz y oxígeno al interior de la lata, ampliando los horizontes de conservación del propio alimento, las latas de conserva representan un packaging mucho más ligero que sus rivales más directos. De hecho, el peso de las latas para alimentación se ha reducido hasta en un 35% desde los años, tal y como revelan desde Infopack. Por otro lado, el uso de estaño como parte activa del embalaje aumenta sus prestaciones en cuanto a resistencia.
¿Por qué envases metálicos?
A todos estos beneficios que ya hemos ido reseñando se debe añadir la ya imprescindible etiqueta «sostenible», algo de lo que puede presumir sin problema un envase metálico, sobre todo si se hace una comparativa con el plástico. En pocas palabras, la circularidad de las latas ya nunca más debería ponerse en duda.
No olvides que «cuando los productos de metal alcanzan el final de su vida útil, los materiales son simplemente recogidos y reciclados, una y otra vez, sin pérdida de sus propiedades inherentes. Esto se conoce como reciclado real», aseguran desde Empac.
Este tipo de productos no solo están preparados para cuidar y mimar el producto que hay en el interior, la ventaja del packaging metálico es su circularidad y la nula asociación que -comparativamente con el plástico- tiene con la contaminación. La imagen de marca permanece mucho tiempo sobre lo que muchos interpretan como “una simple lata” y así el mensaje se impulsa de forma exponencial. No es de extrañar, por lo tanto, que haya quienes ya los consideren como un auténtico medio de comunicación con el cliente.
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